sábado, 25 de marzo de 2006

Cuestión de confianza

ABC 25/03/06

C. MARTINEZ CASTRO

Cuestión de confianza
Nos cuentan que el alto el fuego etarra es un asunto de Estado y como tal debe ser tratado; con responsabilidad, prudencia y un apoyo leal al Gobierno encargado de gestionar esta nueva situación. Una magnífica clase teórica que no se compadece con los hechos porque si algo hemos visto en estos dos años de legislatura ha sido un derroche de irresponsabilidad, deslealtad, osadía y mentiras. Sí, sí. Mentiras al por mayor.Aún a riesgo de ser inmediatamente estabulada en el corralito infecto de los activistas contra la paz, no me resisto a denunciar el gran vicio de origen, la falta de confianza que genera este alto el fuego etarra, confuso en tres idiomas, que ya es confusión. Es inevitable recelar de ETA -una cautela elemental cuando se está ante una banda de criminales- pero resulta mucho más inquietante tener que dudar de la actitud del Gobierno y esa duda hoy es casi un imperativo lógico.Negaron una y mil veces que Eguiguren hablara con Otegi. Ahora sabemos que era verdad. Mientras estaba vigente el Pacto Antiterrorista el PSE hablaba con la ilegal Batasuna, mientras se mantenía el acoso a los constitucionalistas vascos seguían hablando y no dejaron de hacerlo mientras el entonces Ministro de Interior, Ángel Acebes, informaba a Rubalcaba, Caldera y López Aguilar de los pormenores de la estrategia antiterrorista. ¿Cabe mayor deslealtad? Sé que la pregunta produce vértigo, pero resulta inevitable: ¿Hasta dónde y en qué sentido circulaba la información ?También negaron los contactos del Gobierno con ETA. Ahora sabemos que eran tan prolijos como para definir hasta la terminología del dichoso comunicado. Repasar determinadas actuaciones del Gobierno, especialmente del Fiscal General del Estado, a la luz de este dato sencillamente produce escalofríos. Sabemos que han pactado el comunicado e intuimos que han «blindado el proceso de paz», pero es una mera cuestión de fe suponer que el pacto se limita sólo a ese aspecto formal sin haber avanzado ya en algunos contenidos.Hay demasiadas sombras a pesar de la pirotécnia mediática de este alto el fuego. El presidente del Gobierno ha dilapidado buena parte del caudal de confianza ciudadana preciso para salir con bien del envite: ha irritado a las víctimas, ha mentido a la sociedad y ha liderado una campaña de deslegitimación democrática del PP. Demasiados destrozos para repararlos con un súbito y estudiado gesto de estadista. El martes tendrá que explicar a Rajoy todo lo que se ha negado a contarle durante estos meses y deberá darle garantías de su sinceridad. El líder del PP y sus votantes, maltratados durante estos dos años, tienen que verificar -ahora que la palabra está de moda- que la paz que busca Zapatero no es contra ellos. Tal vez entonces se sumen a la fiesta.

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