martes, 7 de marzo de 2006

Ciudadanos en marcha

BASTA YA 07/03/06

Fernando Savater

Ciudadanos en marcha
Quien haya leído los días siguientes al 4 de marzo de 2006 los diarios españoles, apenas habrá podido darse cuenta de que ese día tuvo lugar en el teatro Tívoli de Barcelona un acontecimiento político importante, sin duda uno de los más destacados de los últimos años: la presentación pública de "Ciudadanos de Cataluña", el primer partido político de izquierda cívica que se funda totalmente ex novo desde aquellos ya lejanos comienzos de la democracia en España. La prensa glosa con escasez y recelo lo que allí ocurrió (cada periódico tiene ya sus fidelidades y este nuevo grupo inquieta a todos), resaltando más lo anecdótico que lo sustancial: para nada se comenta el manifiesto programático del nuevo partido (sólo se subraya su "antinacionalismo", sin más detalles), ni se informa de la calidad intelectual y profesional de las personalidades que figuraban entre el público que abarrotaba el patio de butacas (¡y tantos que se quedaron fuera!). La verdad es que pocas veces se debe haber reunido un elenco tan distinguido, tan pródigo en razones y escaso en exabruptos, tan decidido y a la vez tan cordial.
Por ello resulta tanto más disparatado el dictamen de un jerarca de ERC sobre "Ciudadanos de Cataluña": es el partido del "auto-odio". Es decir, no el partido que odia los automóviles, sino el de quienes se odian a sí mismos. ¡Ele, mi niño! Por ejemplo: que las familias de ciudadanos catalanes castellano-hablantes (algo así como la mitad de la población, tirando por lo bajo) quieran que sus hijos sean educados también en castellano, no sólo en catalán, es un caso de fobia contra uno mismo. ¡Y pensar que siempre la ideología nacionalista, en todas partes, está basada en sandeces e inconsecuencias como ésta! No, no hay "odio" ni contra sí mismos ni contra otros en este grupo de personas decentes, maduras y políticamente responsables: hay, éso sí, indignación y hartazgo. Pero también ganas de hacer algo más efectivo que gruñir o despotricar. Son ciudadanos que se han puesto políticamente en pié y en marcha. ¡Y que no piensan marcharse!

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