sábado, 16 de diciembre de 2006

Ensueños

La Gaceta de los Negocios 15/12/06

Los 'okupas' viven de forma distinta. En efecto, viven al margen de la ley o contra ella
Álvaro Delgado-Gal

Ensueños
UN juez ha roto el impasse de Can Ricart, tras semanas de pasividad oficial e inquietud creciente en la opinión. Los okupas han sido desalojados de la fábrica, sin mayores incidentes. La ministra Trujillo, que está animada por un instinto gafe, había elegido la víspera, exactamente la víspera, para justificar la inacción del Tripartito. Había dicho que los okupas representan un “estilo de vida alternativo”, y que su situación debía ser regulada. Cuando en España se oye hablar de regulación, el pensamiento se dispara, de manera espontánea, hacia el proceso migratorio. El ilegal se establece en nuestro país por la vía de los hechos, y transcurrido un tiempo, obtiene el permiso de residencia. ¿Se trataría de trasladar este esquema al colectivo okupa? ¿Podrían los okupas averiguar una solución habitacional por el procedimiento de instalarse antes en una propiedad ajena?Probablemente, la ministra no ha querido decir eso, ni nada concreto en particular. Probablemente, la intención de la ministra ha sido recordar que los okupas también merecen nuestro respeto, lo que tampoco se sabe muy bien lo que significa. Pero no quiero entrar en estas profundidades. Lo que me ha interesado de la declaración de la ministra ha sido la forma, no el fondo. Lo del “estilo de vida alternativo” es deliciosamente orwelliano. “Alternativo” sugiere, a la vez, “distinto” y “legítimo”. Los okupas viven de forma distinta. En efecto, viven al margen de la ley o contra ella. Pero a María Antonia Trujillo se le antoja inconveniente someterlos a lo que obligan los códigos. Y entonces los acoge en una suerte de limbo, verbal y práctico a la vez. Los ocupas son “alternativos”. Son legales desde el punto de vista de “otra” legalidad, una legalidad extraña, como dirían los americanos, a la legalidad mainstream, la legalidad ortodoxa o dominante.Orwell acuñó dos palabras que después se han hecho famosas: doublethink —cuya traducción podría ser “pensamiento doble”—, y newspeak, o habla nueva. Aplicó su invento a 1984, la novela en que imagina cómo terminaría siendo el mundo tras una victoria arrasadora del estalinismo. En esa distopía, los gobiernos aniquilan la posibilidad de pensar, y por tanto de oponerse al poder, pervirtiendo el lenguaje. Cada palabra significa una cosa y su contraria, en vista de lo cual no resulta hacedero al individuo registrar la realidad y plantar cara al que le oprime. El ejemplo más conocido de newspeak no procede, sin embargo, de 1984. Viene de Granja animal y reza más o menos como sigue: “Todos los hombres son iguales, pero unos son más iguales que otros”. El hallazgo es felicísimo, por razones perfectamente evidentes.Sería un error restringir la intuición de Orwell al contexto político que la motivó. El pensamiento doble —y la correspondiente habla doble— no sirve sólo, o necesariamente, para que el de arriba acentúe su dominio sobre el de abajo. Sirve también, es más, sirve principalmente, para que la gente se engañe a sí misma. La circulación del habla doble tiende a ser horizontal, no vertical. Cuando se cultivan aspiraciones contradictorias, o se persiguen fines incompatibles, pero no se les quiere reconocer la condición de tales, se recurre al habla doble. A partir de aquí nos alejamos de Stalin y sus sosias, y entramos en territorio freudiano. La gramática de los sueños también es doble. Funde principios opuestos en imágenes polisémicas y absurdas. Cabría decir que la verdad es insoportable, o por lo menos incómoda, y que los hombres corrientes intentan soportar el agobio viviendo dormidos. O sea, rodeándose de los camuflajes, de los trampantojos, de un lenguaje mendaz. Localicen el estilo, y descubrirán el hilo de Ariadna por donde se sale del laberinto de ciertas perplejidades. La fórmula usada por la ministra evoca la afición a los retruécanos del presidente, lo mismo cuando habla del proceso de paz, que de la energía nuclear, que de un montón de asuntos más. No creo que el presidente sea, meramente, un manipulador, que también. Sospecho que la presa mental del presidente sobre la realidad exterior es insegura, inestable, fantasmagórica. Zapatero no quiere herirse contra las cosas, tan aristadas. Y se las disimula mediante sortilegios verbales. El propio ministerio de la Vivienda es una especie de sortilegio, de ensalmo impreso en el BOE. En ese ministerio onírico, sin presupuesto, sin atribuciones, la ministra sueña también, y empalma palabras ligeras y que parecen hechas de éter. Todo encaja. O casi, porque la palabra “encajar” es dura, contundente, y el puzzle, aquí, se compone de niebla. Pónganse a encajar dos piezas de niebla. Advertirán que el intento irreal postula ya que estamos soñando.Se percibe, en el ambiente, una rara pesadez. ¿Qué nos pesa? No sé. Creo que los párpados.

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