La Gaceta de los Negocios 19/12/06
Cuando se usa el BOE hasta para ordenar que se congele el pescado, el camino de la libertad personal se ve cercado
Antxón Sarasqueta
El Gobierno piensa por ti
NO es una broma, es una teoría: el Gobierno cree que hace un favor a los ciudadanos encareciendo el agua porque así –dice– consumiremos menos y se paliará la escasez. El vicepresidente y ministro de Economía, Pedro Solbes, situó el encarecimiento del agua en “un conjunto de medidas enfocadas al ahorro” y para que “ciudadanos y empresas valoren la escasez del agua”. La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, ha estimado en 60 litros de agua el volumen de consumo personal. Mensaje: “No te preocupes, el Gobierno piensa por ti”.
Si a esto le añadimos el cúmulo de decisiones diarias de orden gubernamental –desde congelar el pescado hasta educarnos desde niños– que se legisla en el Boletín Oficial del Estado, el camino de la libertad de las personas se empieza a ver cercado y a la vez restringido. Pero no te preocupes, el Gobierno piensa por ti.
Cuando he escuchado algunos de estos argumentos, he recordado una explicación que dio cuando era ministro de Hacienda Cristóbal Montoro. Explicada la reducción de impuestos desde la filosofía opuesta: cuanto más recursos de sus propios ingresos puedan disponer las personas y las empresas, más libres son para decidir sus propios pasos. No es el Gobierno el que piensa por ti, sino que eres tú mismo el que lo haces y decides por ti mismo.
Como se ve, no hace falta recurrir a la política antiterrorista que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha convertido en una política de pacto con los terroristas, para comprobar que desde la paz hasta el consumo del agua y el tipo de doctrina y valores en los que debemos formarnos en las escuelas, corre por cuenta del Gobierno. Los ciudadanos no tienen de qué preocuparse, el Gobierno piensa por ellos.
En eso estábamos cuando surgió la información de que el Gobierno catalán de socialistas, comunistas e independentistas aprobó un proyecto para poder expropiar los pisos de una vivienda privada que se mantengan vacíos durante un tiempo. Una de las responsables del Gobierno autonómico antepuso el derecho social (sic) al de la propiedad privada. También en esta ocasión es para hacer un favor a los ciudadanos. “La Generalitat aprueba la expropiación temporal para fomentar el alquiler”, titulaba un diario de uno de los grupos editoriales más capitalistas de España. “Expropiación al estilo comunista”, titulaba otro. Lo que me trasladó a la guerra fría. ¿Por qué esta asociación de ideas?
Visitaba Berlín tras el derribo del muro y la reunificación alemana, cuando descubrí que en el punto fronterizo donde se encontraba Checkpoint Charlie sólo había escombros y obras de uno de los modernos edificios que se han construido en esa magnífica capital. Pregunté si quedaba rastro de este punto histórico, aparte de una tienda próxima de recuerdos, y nadie supo dar cuenta de ello. Hasta que entré en otro edificio situado en la acera de enfrente, como dicen ahora, supermoderno, y, efectivamente encontré una placa dedicada al paso fronterizo que mejor simbolizó en las películas y en la realidad la confrontación entre el totalitarismo comunista y la libertad. Pero la placa no hacía referencia al totalitarismo comunista, sino a una sociedad “tutelada”.
Deduzco que el cambio conceptual era para no hurgar en las heridas de la Alemania comunista, pero lo cierto es que identificaban el comunismo con una sociedad tutelada. Una sociedad en la que, en ambos casos, el Estado piensa por ti.
Intelectuales liberales como Isaiah Berlin y Karl Popper han pensado y escrito mucho sobre la exigencia de encontrar el camino de la libertad (Friedrich A. Hayek llegó al mismo punto recorriendo el camino inverso cuando escribió Camino de la servidumbre). Que en la práctica es el camino que diariamente tenemos que recorrer cualquier persona si queremos ser nosotros mismos, y ser verdaderos y consecuentes con los demás.
Permítanme una doble dedicatoria final. Una de carácter irónico para el semanario The Economist, al que algunos medios como The New York Times han tenido que corregir catalogando al Gobierno de Zapatero (el que regula por ley la congelación de pescado fresco y rompe el pacto constitucional) de radical de izquierdas (antes lo hizo The Wall Street Journal). Y otra muy sincera a Loyola de Palacio, que hizo del camino de la libertad su vida.
martes, 19 de diciembre de 2006
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