EXPANSION 23/02/06
Florentino Portero
Sólo es lo que parece
No podemos negar a nuestros gobernantes la condición de hombres de su tiempo. Ellos más que nadie son conscientes de hasta qué punto la política en el siglo XXI es comunicación.
¡Qué diferencia con los probos populares, que siguen confundiendo administrar con gobernar, y comunicar con dar conferencias de prensa! El problema del Gobierno es que su ética es tan poco exigente que el uso que hacen de la comunicación resulta alarmante.Todos nosotros pudimos leer o escuchar que Estados Unidos ¡por fin! se sumaba a la gran iniciativa zapateril de la Alianza de las Civilizaciones. Incluso se recogía una entusiasta frase de Rice. Poco después ocurría lo mismo con el Vaticano. A pesar de que las relaciones no andan por su mejor momento y que la estrategia de acoso y derribo de Moratinos no había dado resultado con la Santa Sede, nos informaron de que también allí se habían dado cuenta de las bondades de la iniciativa y se habían sumado. No nos iba a quedar más remedio que reconocer que, al final, nuestra diplomacia había comenzado a cosechar triunfos.Sin embargo, poco después pudimos comprobar que las apariencias engañan. Ni EEUU ni la Santa Sede se han sumado a la Alianza. Se han limitado a responder a las solicitudes españolas de incorporación afirmando que algunos aspectos del trabajo del Grupo de Alto Nivel coinciden con sus líneas de trabajo y que están dispuestos a colaborar en esos aspectos concretos. A todo el mundo le parece bien que se hable aquello que separa y preocupa. Nadie tiene inconveniente, sino todo lo contrario, en explorar posibles vías de entendimiento entre las distintas iglesias. Desde luego, no es lo mismo que habíamos creído comprender..., pero que más nada ¿cuántos se habrán dado cuenta?En circunstancias normales, España se sentiría humillada si una iniciativa tan ambiciosa no hubiera sido aceptada por EEUU y el Vaticano. No es el caso. Con la poca vergüenza de la que hacen gala, no tienen reparo en transformar un no en un sí, un rechazo en una aceptación. La mayor parte de los medios de comunicación están dispuestos a hacerles el juego, y el españolito medio continúa viviendo en la inopia.La realidad es muy distinta. Lo característico de la Alianza no es la voluntad de diálogo entre Occidente y el Islam, sino de sumisión a sus exigencias. Así quedó claro en el artículo que Zapatero y Erdogan publicaron en el International Herald Tribune, y por eso las naciones más solventes prefieren considerar, en palabras de Blair, una “alianza de civilizados”. Pero, ¡qué más da! ¿Quién se va a dar cuenta?
jueves, 23 de febrero de 2006
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